Más de uno se preguntaba este fin de semana desde cuándo existían las “Fiestas Patronales en Honor a San Isidro” en nuestra ciudad. Cada cual solía interpretar esta festividad según le viniera en gana, sin conocer la causa de ese día marcado en rojo en el calendario vallisoletano; pero este año las cosas no se podían hacer tan “a la gornú”, (que dirían los “chanantes”) sino que nuestra ciudad contaba este largo fin de semana con una agenda de eventos (ahora sí que sí) de lo más disparatado. Si el sábado la plaza mayor pucelana se ataviaba con vestido de cola, peineta y olía a “tomatismo”, el domingo nuestro querido “Fachadolid” despistaba a media España dejándose arropar por la inconfundible voz del icono gay por excelencia. Alaska y Nacho Canut fueron los encargados de afrontar la resaca “pantojista” del día anterior y no pudieron quitarnos mejor el dolor de cabeza… El escenario de la plaza mayor mutó como si se tratara de uno de aquellos extraterrestres humanoides de “V” y en primera línea de pista transformó las zapatillas “de estar por casa” en “bailarinas” de todos los colores posibles, trocó los jerséis de punto por chaquetas repletas de chapas “modo popi” y prefirió las gafas de pasta a juego con las zapatillas antes que los “anteojos pa’ ver de lejos”. El taconeo de la tonadillera nada tuvo que decir al lado de los bailes de las siempre impresionantes “Nancys Rubias” que no pudieron llevar con más destreza ese calzado de plataformas imposibles que que a mí, personalmente, me hacía mirar con desprecio mis -hasta entonces preciosos- zapatitos rojos y planos de charol.
Concierto a modo de trilogía con su parte blanca, su parte negra y su punto y final con una Alaska impresionante vestida de rojo. Su aparición con guitarra blanca incluida hizo vibrar hasta los mástiles de las banderas que en el balcón del ayuntamiento lucían, alumbradas por los focos, un look atractivamente “glam”. Después de deleitarnos con una buena dosis de su “Extraño Viaje” los contundentes ritmos electrónicos más bailables de la carrera de Olvido Gara y Nacho Canut hicieron moverse hasta a los más despistados. Los movimientos de caderas de las Nancys Miss Topacio y Miss Andy también nos hicieron reflexionar sobre la ridiculez… en esta ocasión de nuestros movimientos de piernas que de vez en cuando se salpicaban por “calimocho” de “cahis” propios y ajenos. Daba igual, sólo importaba que Alaska se diera cuenta de que su siempre espectacular voz grave no iba a cantar sola esa noche… precisamente con tonos agudos que no entendían de sexualidad se topó la madrileña. Ambigüedad en la sala que al aire libre y como haciendo una burla a la fama que siempre acompaña a nuestra capital, dejaba ver besos que no entendían de género ni de parejas tradicionales. La suma de la libertad que perfumaba el ambiente y la fuerza que transmitía cada movimiento de una de las mujeres con las ideas más claras y los “ovarios” mejor puestos de nuestro país, daba lugar a un efecto de bienestar que ya quisieran algunas drogas. Creo que no fui la única que liberó endorfinas sólo con verla bailar y más teniendo en cuenta que los empujones que me venían por la derecha procedían de una de mis camaradas y a la vez una de sus incondicionales más severas. Su seguridad en el escenario consiguió ponerme la piel de gallina antes de que lo hiciera el alcohol. Por momentos, pude asemejar los golpes de teclado de su música con los de los últimos álbumes de Marilyn Manson y los movimientos de las Nancys con los de las cabareteras que acompañaron al mítico grupo de rock en su gira con “The Golden Age of Grotesque”. La vuelta a casa fue muy parecida a la de siempre, sin comentarios… Pero a lo largo de la noche hubo una frase que escuché en repetidas ocasiones de mi boca y la de mis compañeras (que este fin de semana caminábamos con cierto aire amazónico y más después del concierto): Elecciones anuales, cuatrimestrales o mensuales ¡YA! Prometemos soportar las insufribles campañas electorales siempre que la recompensa sean sensaciones así. ¡Viva San Isidrooo!
Concierto a modo de trilogía con su parte blanca, su parte negra y su punto y final con una Alaska impresionante vestida de rojo. Su aparición con guitarra blanca incluida hizo vibrar hasta los mástiles de las banderas que en el balcón del ayuntamiento lucían, alumbradas por los focos, un look atractivamente “glam”. Después de deleitarnos con una buena dosis de su “Extraño Viaje” los contundentes ritmos electrónicos más bailables de la carrera de Olvido Gara y Nacho Canut hicieron moverse hasta a los más despistados. Los movimientos de caderas de las Nancys Miss Topacio y Miss Andy también nos hicieron reflexionar sobre la ridiculez… en esta ocasión de nuestros movimientos de piernas que de vez en cuando se salpicaban por “calimocho” de “cahis” propios y ajenos. Daba igual, sólo importaba que Alaska se diera cuenta de que su siempre espectacular voz grave no iba a cantar sola esa noche… precisamente con tonos agudos que no entendían de sexualidad se topó la madrileña. Ambigüedad en la sala que al aire libre y como haciendo una burla a la fama que siempre acompaña a nuestra capital, dejaba ver besos que no entendían de género ni de parejas tradicionales. La suma de la libertad que perfumaba el ambiente y la fuerza que transmitía cada movimiento de una de las mujeres con las ideas más claras y los “ovarios” mejor puestos de nuestro país, daba lugar a un efecto de bienestar que ya quisieran algunas drogas. Creo que no fui la única que liberó endorfinas sólo con verla bailar y más teniendo en cuenta que los empujones que me venían por la derecha procedían de una de mis camaradas y a la vez una de sus incondicionales más severas. Su seguridad en el escenario consiguió ponerme la piel de gallina antes de que lo hiciera el alcohol. Por momentos, pude asemejar los golpes de teclado de su música con los de los últimos álbumes de Marilyn Manson y los movimientos de las Nancys con los de las cabareteras que acompañaron al mítico grupo de rock en su gira con “The Golden Age of Grotesque”. La vuelta a casa fue muy parecida a la de siempre, sin comentarios… Pero a lo largo de la noche hubo una frase que escuché en repetidas ocasiones de mi boca y la de mis compañeras (que este fin de semana caminábamos con cierto aire amazónico y más después del concierto): Elecciones anuales, cuatrimestrales o mensuales ¡YA! Prometemos soportar las insufribles campañas electorales siempre que la recompensa sean sensaciones así. ¡Viva San Isidrooo!
6 comentarios:
jaja! la de tu derecha te da la enhorabuena! pedazo de crónica, si señorita!elecciones semestrales si hace falta...
Acabas de plasmar los que pensamos todos los vallisoletenos. Desde luego que las inminentes elecciones ha marcado estas fechas...Como dice la becaria no vendría nada mal unas elecciones semestrales. El artículo está genial.. Un besazo!!!
Por favor! quiero más de tus crónicas de festejos!!!! Cómo se nota donde hay madera para ciertas revistas musicales!!! ole ole ole yo me quito en sombrero lady!!
Ole,ole y flamenca con tío con guitarra incluido!!!!Si mientras te echo de menos escribes cosas como ésta...Me quedo más tranquila!!Tú no tienes duene,criatura.. tienes estrella!!
ah!y perdona, cada uno a lo suyo...Aún no conozco esos zapatitos de charol rojo...!!Que viva el "TODO ME ESTÁ DE VICIO"!!!
Te quiero!!!
Magnífico blog este, que nos pone música divina y sin plato ni amplificador suena igual que en la televisión.
Un besazo Alicius
Se nota que te gusta mucho la música y que disfutas con ella. Tu blog está chulo.
Un besito
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